Proponemos reflexionar sobre el derecho al trabajo, derecho humano fundamental que, entre otros aspectos, implica la libre elección del trabajo, en condiciones equitativas y satisfactorias y sin discriminación.
Todas las personas, tengan o no una discapacidad, tienen derecho a tener un trabajo decente. Sin embargo, este derecho es frecuentemente negado a las personas con discapacidad, quienes se enfrentan a múltiples barreras (actitudinales, físicas, de información, etc.) para acceder al mercado de trabajo abierto en igualdad de oportunidades.
¿Pero por qué es tan importante en nuestras vidas el trabajo?
Una de las primeras cosas que decimos cuando debemos presentarnos, luego de nuestro nombre, es lo que hacemos, dónde trabajamos. Es así que el trabajo muchas veces nos define y sirve para mostrar un poco de lo que somos o de lo que deseamos ser. Tanto si estamos a gusto con nuestro trabajo como si deseamos cambiarlo, siempre nos define un poco.
El trabajo es el lugar donde ponemos en práctica todas las habilidades que fuimos adquiriendo y construyendo, no solo en ámbitos educativos sino desde los vínculos, con nuestras familias, amigos y extraños, y nos permite lograr independencia económica y autonomía.
El primer Programa de la Fundación Bensadoun Laurent fue Capacidad Inclusiva, una iniciativa que propone una acción a la preocupación de muchas personas con discapacidad: la búsqueda y consecución de trabajo.
Cuando desde la Fundación Bensadoun Laurent hablamos con una persona con discapacidad que viene a buscar trabajo y le decimos que tenemos que tener claras cuáles son las capacidades y dificultades que creen tener, es porque sabemos que es en el trabajo donde van a aparecer y porque queremos estar ahí para apoyar.
Nuestra forma de entender el trabajo va más allá del mero “intercambio de tiempo y esfuerzo por un pago”. Es un lugar que posibilita la solidaridad, que es participativo, movilizador de la vida social, creador de nuevos lazos, que puede estar dirigido a mejorar la infraestructura social. El trabajo es el integrador social por excelencia.
A su vez, es importante intentar comprender al trabajo más allá del mandato social, comprenderlo desde el punto de vista de satisfacción de deseos y como espacio formador de conductas adaptativas de la persona. Tomar el trabajo como aquel que inaugura nociones de tiempo y espacio distintas, que nos organiza, nos hace parte, nos desarrolla.
A lo largo de estos dos años de vida de la Fundación, acompañamos y vivimos muchos logros cuyo puntapié inicial fue el trabajo: muchas personas con discapacidad se independizaron, se casaron, estudiaron y construyeron casas. En este tiempo logramos captar el alma de muchas empresas con las que hemos colaborado y de las personas que la integran, y descubrimos el compromiso, compañerismo y las ganas de que las cosas funcionen.